Dicen que la tercera es la vencida. Yo no quiero llegar a
una tercera, dos veces mi corazón se rompió por amor y dos veces
tuve que reconstruirlo. La verdad no fue nada fácil, las razones por las
cuales el corazón tenía que sanar no eran tan fuertes como por las que se
rompía…
A decir verdad, no recuerdo los fundamentos que sostenía
para poder borrar todo lo que alguna vez sentí por esas personas, creo que
simplemente era negación. La mente humana tiene un primitivo mecanismo de defensa que niega cualquier realidad que
provoque un estrés excesivo al cerebro, eso es la negación. Un simple refugio
que creamos para poder centramos en las cosas que requieren de menor preocupación, que no requieren de la
amargura del alma y la rasgadura en nuestro
carácter.
El corazón y la mente rara vez desean lo mismo, es por eso
que en mi interior hay una guerra civil, el corazón necesita amor e incita a
que lo consiga pero la mente sabe que hay riesgos, y ante la duda prefiere ser
precavido y prevenir antes que lamentar… Y ahí entra en juego la negación, mi mente activa ese mecanismo de defensa que actúa
como barrera para no dejar que pase ningún sentimiento de afecto que pueda
llegar a dañar al alma. Pero el corazón no se rinde, sabe bien lo que quiere y piensa
ganar por cansancio. Una guerra constante.
Siento como si fuera de piedra, ya no puedo sentir nada, no
me dejo sentir amor, para después no
sufrir la pena. Y lo se, esta mal. Pero estoy tan acostumbrada a que las
ilusiones se derrumben justo en frente
de mis ojos, a que jueguen conmigo, a que me lastimen tanto como sea posible, a
que me traicionen…
Y oigo los gritos en mi interior, esos gritos de miedo, de
incertidumbre, de necesidad, de dolor, de desilusión... Todos están ahí,
llamándome y solo me confunden, hay días
en los que no se que hacer, si abrir la
barrera o cerrarla más que nunca. De vez
en cuando la abro y dejo soltar mi lado sensible que solo anhela sentir amor y
amar. Pero por algún motivo u otro siempre la termino cerrando de nuevo.
Simplemente no puedo confiar en nadie. Hoy en día el valor de las palabras se
ha perdido y demostraciones fehaciente de afecto casi no hay. Me gustaría tener
alguna razón por la cual creer, ya con tener
fe no es suficiente.
Con el tiempo logras que las heridas sanen, pero las
cicatrices están ahí, son las consecuencias de dejar que tengan lo suficiente
de vos como para dañarte. Y la verdad, pienso continuar con estas cicatrices,
no pienso olvidarlas o tratar de disimularlas porque son el recuerdo de que el
amor no es de fiar, de que en el amor es simplemente blanco o negro y que para
mi pesar la suerte no esta de mi lado, el amor no es mi aliado y me deja en la
plena oscuridad… se lleva lo mejor de mi
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